Frecuentemente la mujer que elige esta cirugía es después de haber perdido una cantidad considerable de peso, o bien después de haber perdido tono y volumen en las mamas tras varios embarazos y lactancias.
La intervención consiste en recolocar, con eliminación en mayor o menor grado de piel y glándula mamaria, el complejo areola-pezón y devolverlo a su sitio original, es decir, elevarlo. Las cicatrices se hacen alrededor de la areola y por debajo de la mama de modo que queda prácticamente invisible. Algunas veces se debe implantar al mismo tiempo una prótesis mamaria para dar el tono, turgencia y volumen deseado a la glándula mamaria.